CHRISTINE DE PIZAN

Escritora, 1364-1430

María Shcmich dijo que “la lectura es un ticket de descuento a todas partes”.

A lo mejor Christine quiso descontarle a todas las que la leyesen un poco de toda la losa que tenían sobre los hombros. Todavía hoy sacudimos ese escombro, pero alguien tenía que avisarnos de que estaba allí.

Muchos años después Rosa Luxemburg dijo que “quien no se mueve no escucha el ruido de sus cadenas”. Christine las sacudió y hubo quien la atacó, como siempre han hecho y siguen haciendo, por intentar despertar conciencias.
Y es que, si no conoces el peligro, no entiendes qué te acecha. Ella subrayó con su pluma, uno a uno, todos los signos de ese iceberg que es el patriarcado. Puso en alerta a las demás, fundó La querella de las mujeres: las asoció. Como buena italiana fue sorora.

Y quizás ahí, como en otros muchos momentos de la historia, nació un fueguito. Una llama feminista. Un conato de revolución.

“A todas vosotras, mujeres de alta, media y baja condición, que nunca os falte conciencia y lucidez para poder defender vuestro honor contra vuestros enemigos.
Veréis cómo los hombres os acusan de los peores defectos, ¡quitadles las máscaras, que nuestras brillantes cualidades demuestren la falsedad de sus ataques!”.

Esto escribía Christine en 1405. Hace más de 600 años. Y aquí seguimos, en la pelea de quitar máscaras. Con la pluma, el teclado, la voz y la sororidad de sus palabras.



Marta Zeraus
Fotografía social 

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