AMELIA EARHART

Pilota, 1897-1937

En una entrevista, tras volar sola cruzando el Atlántico, elogiaron a Amelia por su valentía: durante días, sobre el océano, sin contacto con nadie y manteniéndose despierta con sales, porque no le gustaba el café… Ella se rió y miró a los periodistas apoyándose en su silla: “No fui valiente, simplemente no tuve tiempo de asustarme”.


Durante sus viajes por todo el mundo, Amelia Earhart tuvo en su marido un aliado. Con todo el significado que eso tiene hoy en día. George Putnam la apoyó, animó y arropó en todos los sentidos para volar, literalmente, en solitario.

Amelia le escribía numerosas cartas en las que, además de relatar lo duro y apasionado de sus aventuras, recalcaba el deseo que tenía de que otras mujeres se empoderasen en una época donde eran adultas tuteladas por hombres y donde la liberación era la de aquellas amas de casa que conseguían el último electrodoméstico.


Ella decía en esas misivas que “la vida es algo más que ser una pasajera” y que el motivo de hacer lo que hacía era, simplemente “porque lo quiero hacer”. El simple hecho de no buscar motivaciones empoderadoras era lo que la hacía serlo como mujer.

En una de sus últimas cartas, antes de desaparecer en el Pacífico, le escribió a George: «Por favor, debes saber que soy consciente de los peligros, quiero hacerlo porque lo deseo. Y porque me divierte. Las mujeres deben intentar hacer cosas como lo han hecho los hombres. Cuando fallen en sus intentos, solo deben ser un reto para otras».

 

Marta Zeraus
Fotografía social 

Instagram

@martazeraus

Follow Us

martazerau@qodeinteractive.com